¿Por qué bajar de peso no es la meta?

¿POR QUÉ BAJAR DE PESO NO ES LA META?

La mayoría de mis amigas no está conforme con su peso, siempre quieren bajar un poco y les aterra subirse a la báscula. Cuando van con la nutricionista o buscan mi asesoría para entrenar, el objetivo siempre se enfoca en bajar de peso, pero realmente esa no debería ser la meta.

La pérdida de peso es uno de los mayores anhelos de un gran porcentaje de la población mundial, si hacemos una encuesta 7 de cada 10 personas no están conformes con su peso corporal y si buscamos en internet encontrarás millones de formas, ofrecimientos y ofertas tentadoras que hacen que la gente crea que la clave está en algo externo (dieta, medicamento, détox, entre otros.). Sin embargo, la principal clave para conseguir ese anhelado deseo eres tú mismo.

Si, tú tienes el poder de tomar MEJORES decisiones y cambiar tu estado. No hay fórmulas mágicas, no hay cosas extremas que sean sanas para que puedas perder peso, no hay tiempo límite, no hay dietas ni fajas milagrosas. Solo existe la capacidad que tu cuerpo y cerebro pueden encontrar un equilibrio, tomando mejores decisiones que sean positivas y beneficiosas.

 
BAJAR DE PESO NO ES LA META

No puedes vivir a dietas toda la vida, no puedes restringir alimentos ni actividades sociales por estar con una dieta restrictiva. Lo que debes hacer es elegir mejores alimentos, mover e hidratar tu cuerpo, escuchar tu estado emocional y hacerte cargo de esas decisiones ya sea buenas o malas, porque toda decisión tiene una consecuencia.

Tu meta no debe ser solo un número, porque ese número en la balanza no refleja tu estado de salud ni tu composición corporal. Ese número depende de muchas variables, por lo que fluctúa durante el día y la semana.

El peso es la cantidad de materia, es decir, la masa corporal. Y tiene una composición que se divide en masa magra (libre de grasa) y masa grasa. La masa magra encontramos huesos, músculos, órganos y agua.

La composición corporal permite comprender el cuerpo de una forma más clara, y entrega señales del estado de la salud que no es posible conocer de otra forma.   En esto debes enfocar tu meta al comenzar un plan de alimentación o una rutina de ejercicios, en mejorar tu composición corporal.

Composición corporal

En palabras sencillas, tu cuerpo se compone de diversas materias. El Porcentaje de Grasa Corporal es un reflejo de cuánto peso corporal está compuesto de grasa y se calcula al dividir el peso de la grasa corporal por el peso total. Los rangos saludables están entre 10-20% para los hombres y 18-28% para las mujeres.

Otro atributo importante de la masa magra corporal es que está estrechamente relacionada con el número de calorías que requiere el cuerpo a diario. El metabolismo corporal se centra principalmente en la masa magra, por lo que esta se puede utilizar para determinar necesidades nutricionales personalizadas.

Estas mediciones se pueden realizar en una balanza especializada y las puedes obtener con tu nutricionista, entrenador o médico. Si bien nos sirve de referencia, no debe ser relevante en el día a día, ya que estar contando calorías es estresante y nos lleva a fijarnos exclusivamente en números.

 

Entonces ¿Cuál debe ser el foco?

Comienza escuchando tu cuerpo, tus emociones y sensaciones. Puede que no sea tan sencillo al inicio, pero tu cuerpo y emociones serán la mejor brújula para saber qué es lo que necesitas.

Date permiso de conocer los distintos tipos de hambre (emocional, mental, estomacal, entre otras) que puedes sentir, analiza si el alimento que estás eligiendo para comer es nutritivo para tu cuerpo, si te aporta nutrientes o calorías vacías, porqué lo quieres comer y que sensación te genera una vez que lo ingieres. Así podrás ir identificando las emociones que te genera comer, más allá del placer.

También comienza a escuchar a tu cuerpo, que siempre nos envía señales de lo que necesita. Cuando comienzas con dolores, rigidez o pérdida de tono es porque necesita movimiento, necesita salir de ese estado de reposo. Recuerda que tu cuerpo está hecho para el movimiento, tienes la capacidad innata para realizar actividad física espontánea, ejercicio físico y practicar algún deporte.

No le pongas limite a tu cuerpo, no lo etiquetes ni mucho menos le hagas daño. Da lo mismo si nunca fuiste de las “deportistas” en el colegio, o si piensas que es imposible levantar pesas o correr algunos kilómetros. Cuando comienzas a moverte los beneficios son inmediatos, se notará en tu estado de salud mental, te generará bienestar y tu estado emocional de ese momento cambiará. Prueba y no te arrepentirás, porque el #EjercicioEsSalud.

Como ves, no necesitas pastillas milagrosas ni otros elementos externos para conseguir una vida más saludable. Con pequeños y sencillos pasos, basados en mejores decisiones, puedes conseguir tus objetivos.

Tal vez al inicio necesites compañía, asesoría o un empujoncito para comenzar, pero finalmente tú tienes el poder.  Solo el ser humano tiene la capacidad de racionalizar y tomar mejores decisiones para cambiar su estado de salud (biológico), no desperdicies esa gran oportunidad.

Comienza a ser ahora lo que serás en el futuro, porque ese futuro está en tus manos y en cada acción que realices hoy.

Claves para mantenerte saludable

Hidratarse con dos a tres litros de agua diario.

Dormir 7 a 8 horas ayudará a los procesos de regeneración celular.

Comer proteínas (huevo, lácteos, carne, pollo, pescados, legumbres) en todas tus comidas.

Entrenamiento de fuerza.

Contacto con la naturaleza.

Meditación diaria.

Al realizar estas acciones no solo perderás peso, sino que también:

  • Tendrás un ciclo alimenticio saludable.
  • Sentirás más energía.
  • Mejorarás tu rendimiento.
  • Tendrás mejor calidad de sueño.
  • La ropa te quedará más cómoda.
  • Sentirás más seguridad y autoestima.
  • Aumentará tu sistema inmune.
Debes enamorarte del proceso, no de la meta

Cuando tenemos una meta podemos verla como inalcanzable o muy lejana, especialmente por la falta de un plan concreto para llegar a ella. Por eso te sugiero establecer metas realizables en un determinado plazo, anotarlas y establecer un plan de acción para conseguirlo. Entonces haz cada gesto y acción con amor, dedicación y autocompasión.

Al inicio te aferrarás a tu fuerza de voluntad para completar tu rutina o tu plan de entrenamiento, y eso está muy bien. Pero este es un recurso que eventualmente se agota, y entonces debes recurrir a la disciplina.   Especialmente cuando estés cansada y no quieras cocinar o entrenar, saldrán a flote miles de excusas y solo la disciplina las convertirá en razones para continuar.

Igualmente está bien si en algún momento no cumples con tu plan, no es terrible y no significa que debes comenzar de cero. Sin embargo, debes recordar que al no realizar esas acciones tardarás un poco más en llegar a tu objetivo, por lo que entrega todas tus ganas, energía y amor por realizarlo.

Esto no es un camino fácil, sin obstáculos y distracciones, pero toma cada una de esas barreras como oportunidades, transfórmalas para poder crecer y ser cada día mejor. Si en algún momento recaes, no te frustres ni cuestiones, solo respira profundo y vuelve al camino. Recuerda que se trata de avanzar, no de hacerlo perfecto.

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