Poder en tus palabras

Poder en tus palabras

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Todas hemos pasado por esta situación en más de una ocasión: alguna amiga nos cuenta que está triste porque siente baja su autoestima, le acompleja tener sobrepeso y no se siente capaz de mantener un plan de alimentación ni de ir al gimnasio de forma constante.  Y ahí entramos nosotras con nuestro discurso, lleno de optimismo y buenos consejos, le decimos lo bella que es independiente de su peso, alabamos su cuerpo, pelo y sonrisa, hacemos una larga lista de sus virtudes y cualidades, la alentamos a intentar una vez más con su dieta e incluso nos inscribimos el mismo gimnasio para apoyarla día a día a que no decaiga.   No es un caso puntual, lo hacemos una y otra vez, sin cansarnos jamás de apoyar a esas amigas que en algún momento se sintieron desoladas.

Pero cuando es al revés, cuando nosotras mismas nos sentimos devastadas por no caer en nuestro pantalón favorito, no encontrar un vestido para esa ocasión especial que se nos vea bien o porque nos comimos todo el pote de helado…¿Cómo nos hablamos? Piénsalo un segundo y piensa en todas las cosas que te has dicho a ti misma.

Posiblemente te tratas de mala forma y con los peores descalificativos, te miras al espejo y no encuentras ni una pizca de belleza y puedes estar días en cama, sin ánimo para nada.  Dices que nunca más vas a salir a comprarte ropa, empiezas a dejar de mirarte en el espejo y ni siquiera intentas comer saludablemente. No quieres volver a esforzarte en hacer nuevas recetas y menos hacer ejercicio, porque sientes que es tiempo perdido. Te culpas y te autocastigas.

Al final, somos nuestras peores jueces.

El lenguaje crea realidades

Te invito a descubrir que, así como nuestras palabras tienen el poder de levantar el ánimo de una amiga, también tienen el poder de llenarte de energía y motivación.  Con tu lenguaje puedes alentarte a perseguir tus sueños, avivar esa llama de entusiasmo y llegar a sentirte capaz de todo.

Utiliza lenguaje de amor para acariciar tu alma, mírate al espejo y háblate bonito. Agradece a tu cuerpo por despertar cada mañana y comprométete a cuidarlo por dentro y por fuera. Di gracias de la forma más sincera posible a esa pancita que cobijó a tus hijos, gracias a esas piernas que te llevan a donde necesitas, gracias a tus brazos que te permiten acariciar a tu pareja o a tus mascotas.

No se trata de resignarte al cuerpo actual que tienes, sino de aceptarlo con amor y si hay algún aspecto de tu cuerpo que no te gusta del todo, puedes trabajar en ello para adaptarlo a tus estándares. Por ejemplo, puedes ir a un dermatólogo si quieres tener una piel reluciente, al ortodoncista si quieres alinear tus dientes o buscar asesoría con una entrenadora como yo si quieres disminuir tu % de grasa.

Utiliza un lenguaje de poder para determinar tus metas y alentarte a perseguirlas, comprométete con ellas y disciplínate. Dite a ti misma que eres capaz de cumplir todos tus sueños, recuérdate a diario que eres fuerte y date a ti misma los mejores consejos y alientos. Repite, una y otra vez, las palabras que te empoderan, convirtiéndolas en tu mantra personal.

lenguaje crea realidades

Tips y estrategias 

  1. Puedes poner fondos de pantalla en tu celular o computador, con frases que te recuerden el camino que decidiste seguir, poner cuadros relacionados en tu oficina o un simple post it en tu espejo. Tal vez al inicio te parezcan frases forzadas, pero cada vez que las repitas irán cobrando un sentido especial para ti.
  2. También puedes utilizar tu lenguaje para cambiar tus estados emocionales, haciendo pequeños cambios en tu vocabulario. Si sientes que tu lenguaje es un poco limitado (¿al parecer cada vez usamos menos palabras, cierto?) te sugiero leer libros o podcast sobre hábitos, salud y empoderamiento.    Agrega palabras como estas a tu vida: disciplina, enfoque, poder, valor, empuje, decisión, alegría, constancia, felicidad, esfuerzo, saludable, ánimo, fuerza, éxito, crecimiento, aliento, entre tantas otras. Lo importante es que te aporten a este nuevo desafío de empoderar tu lenguaje.
  3. Puedes probar también el cambiar el “TENGO” por “QUIERO”. Suena mucho mejor “Quiero comer una rica ensalada” en vez de “tengo que comer ensalada”; “Quiero ir a esa clase de Tabata hoy” en lugar de “tengo entrenamiento hoy”. El QUIERO te entrega el poder de ejecutar esa acción con entusiasmo y no por obligación.
  4. Otra estrategia relacionada al lenguaje es utilizar “suavizantes” para quitar la carga negativa a ciertas situaciones, por ejemplo, en vez de decir “me muero de hambre” prueba con decir “tengo un poco de apetito”.  Prueba decir “Estoy un poquito cansada” en lugar de “No doy más, estoy exhausta” ¿Notas la diferencia?
  5. Y finalmente, no decaigas e inténtalo todas las veces que sean necesarias. Cambiar el lenguaje es sencillo, pero puedes demorar un poco en ejecutarlo sin pensarlo. Tal vez en más de una ocasión te pilles hablándote feo, dándote latigazos mentales por sentir que te saliste del camino hacia tu meta.  Cuando te des cuenta de que te estás hablando de mala manera, toma una respiración, sacúdete y háblate como si fueras tu mejor amiga.

Lo increíble del cerebro es que podemos transformarlo y reeducarlo. Si llevas años con un tipo de discurso es porque tu cerebro se acostumbró a ello, realizando neuroasociaciones de ciertas palabras a algunos comportamientos. Ahora tú, de forma consciente, puedes hacer el cambio hacer nuevas relaciones de leguaje a esos comportamientos.

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Tú eres tu propia coach de vida, y depende de la forma de tu lenguaje si lo utilizas para avanzar o estancarte. ¡El lenguaje crea realidad!

Si necesitas algo de inspiración para establecer tus metas o nuevas rutinas saludables, te invito a revisar los otros artículos de mi blog, o el material disponible en mis Redes Sociales.  También puedes revisar aquí el detalle de las asesorías que ofrezco, puedes unirte a mis clases grupales o buscar la mejor alternativa que se adapte a tus necesidades. Para empezar, solo necesitas de las ganas de tu parte, mientras que yo aportaré con mi experiencia y conocimientos.